Texto y selección: Manuel Recio

En un momento mágico e indeterminado, a caballo entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, surgió el jazz de una amalgama de influencias previas y corrientes autóctonas que por aquel entonces solo una ciudad portuaria y mestiza como Nueva Orleans podía ofrecer. El jazz de Nueva Orleans no solo es un recorrido por los músicos que dieron forma al primer jazz, también se acerca al repertorio y a los estilos más populares: ragtime, blues, espirituales, stomp, hot jazz y dixieland.

Negros recién emancipados, criollos descendientes de esclavos y europeos,  indios provenientes de las tribus autóctonas de Louisana, hispanos, caribeños, blancos… A finales del siglo XIX, Nueva Orleans era un crisol cultural, único en todo el mundo. Fundada por los franceses, bajo dominio español durante 80 años, vendida de nuevo a Francia para luego pasar definitivamente a Estados Unidos, la coctelera de ritmos que agitaba Nueva Orleans iba a explotar para dar origen a un nuevo estilo: el jazz.

Los europeos dejaron en la ciudad la tradición por las bandas de metales o brass band. Además en Nueva Orleans los desfiles mortuorios y funerales se acompañaban con música, primero iba el muerto y en segundo lugar (second line) la banda que interpretaba una marcha fúnebre o espiritual, entre los más conocidos «Didn’t He Ramble» o el famoso «When the Saints go Marchin’ in«. Los pianistas que se ganaban la vida en los burdeles de la ciudad tocaban ragtimes como «King Porter Stomp«, mientras que los negros llegados desde las plantaciones de algodón llevaron el blues a la ciudad. Sin embargo faltaba el aliño de la ensalada musical. Jelly Roll Morton lo definió como el matiz español o lo que es lo mismo el ritmo que separa el ragtime del jazz. Se puede apreciar en temas como «New Orleans Blues«, donde el bajo hace una figura proveniente de la habanera.

Tal vez los primeros ritmos del jazz se escucharon en Congo Square, el lugar donde los esclavos negros podían cantar y tocar libremente. «My Indian Red» es un legado de esa época. Sin embargo, cuenta la leyenda que el primer músico de la historia del jazz fue el cornetista Buddy Bolden tras mezclar pasajes de blues con ritmos de ragtime. Como no sabía leer música cuando olvidaba una parte improvisaba sobre ella. Su banda fue una de las más famosas en Nueva Orleans hasta que una esquizofrenia acabó con su carrera de forma prematura. «Buddy Bolden Blues» (interpretada por el Dr. House, Hugh Laurie) y «I thought I heard Buddy Bolden Say» están inspirados en su figura. Tras Bolden muchos otros cornetistas ocuparon su reinado (Bunk Johnson, Buddie Petit, Freddie Keppard) pero ninguno logró realizar grabaciones durante su época en activo.  Paradojas del destino, Freddie Keppard pudo ser el primer músico de jazz en grabar un disco, pero rechazó la oferta por miedo a que su estilo fuera copiado. Otros muchachos de Nueva Orleans, esta vez blancos, la Original Dixieland Jass Band alcanzaron ese honor con «Livery Stable Blues«.

Cuando en 1917 cerró el distrito rojo de la ciudad, Storyville (Basin Street era su entrada y el Mahogany Hall uno de sus burdeles más famosos), muchos de los músicos que trabajaban tocando allí tuvieron que emigrar, fundamentalmente a Chicago. Curiosamente casi todo el jazz de Nueva Orleans se grabó y evolucionó en Chicago.  Músicos como King Oliver y su orquesta de músicos criollos, Kid Ory y Jelly Roll Morton fueron de los primeros en grabar el llamado estilo de Nueva Orleans conocido como hot jazz o dixieland donde destacaba la improvisación colectiva. Sin embargo sería un discípulo de King Oliver, un jovencito regordete y sonriente que había aprendido a tocar mientras repartía carbón por los burdeles de Nueva Orleans quien en 1928, en Chicago, grabó el momento culmen del primer jazz, uno de los primeros solos de la historia, el maravilloso West End Blues. Por supuesto se trata de Louis Armstrong.

 

 

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