Texto y selección: Manuel Recio

Desde atrás, marcando el ritmo, el genial Art Blakey ha sido uno de esos músicos de jazz imprescindibles para entender la evolución del jazz en los 50 y 60. Colaboró con grandes como Monk, Gillespie o Horace Silver y formó parte de una de las agrupaciones esenciales: los Jazz Messengers, que acogió a los mejores jazzistas de la época.

Art Blakey nació en Pittsburg en 1919. Desde muy pronto se quedó prendado de las florituras de un batería pequeñito pero pionero, Chick Webb. En 1942 entró en el grupo de la pianista Mary Lou Williams con la que tuvo la oportunidad de girar por Europa. A continuación lideró una big band para el cantante Billy Eckstine. Al disolverse esta, fundó los Seventeen Messengers, que desembocaría en los famosos Jazz Messengers.

A principios de la decáda de los 50 se une el pianista Horace Silver y establecen la época dorada del hard-bop, una corriente dentro del jazz que recuperaba las raíces. Al abandonar Horace Silver el grupo, Art Blakey se convirtió en el líder de la formación. Lee Morgan, Hank Mobley o Benny Golson son solo algunos de los grandes nombres que pasaron por los Messengers.

Aunque grabó para sellos como Impulse, fue con Blue Note Records donde alcanzó notoriedad, no solo como músico de sesión de gente como Thelonoius Monk o Dizzy Gillespie, sino con discos tan seminales e influyentes como «Moanin'» de 1958.

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